C A P I T U L O I

“LA APUESTA”

Todas  las  historias  tienen  un  comienzo.  Esta comenzó hace tiempo en un lugar concurrido, la posada del “Feo”, lugar frecuentado por piratas, tahures y maleantes, a parte de nosotros mismos. El humo de los cigarros inundaba el salón. Pintas descomunales de cerveza hacían verdaderos equilibrios por sostenerse en las maltratadas mesas las cuales saltaban cada vez que un jugador ganaba su mano, o algún contertulio hacía algún comentario evidentemente gracioso y de mal gusto como era norma entre  los  clientes  de  la casa.

Cuando  entré  el  viejo  “Feo”  me  miró  con  su  único ojo, y levantando la muleta señaló la mesa donde estaban reunidos: Hello, Zoom, Oso y Príncipe. La pluma que Príncipe tenía en su gorro de castor, sirvió de guía para no perderme al atravesar el atiborrado y ensordecedor salón. Mientras Príncipe y Hello hablaban en discreto tono, escuchado sin mover un músculo por el impasible Zoom, el Oso hacía el ruido que correspondía a los cuatro.

Hola. Siéntate Raquet – me dijo Hello -.

Viejo tuerto, cinco pintas dobles, ¿no alcanza tu ojo a ver el grupo reunido?  ja, ja, ja …

El grupo, siempre le gustó a el Oso considerarnos así. La noche hubiera sido una más de borrachera y bronca de no ser por la llegada de aquella mujer. Cuando la conversación se ponía al tono de la del Oso, todo como por arte de magia enmudeció y hasta Zoom se vio sorprendido con la aparición de aquella “mujer”. En mis cinco años de borrachera en la taberna del Feo, nunca había osado entrar, más que una clase de clientela … Impasible y seguida por un pequeño hombrecillo, bien vestido y con aparentes buenos modales, se acercó a la barra y dijo: Por favor, ¿dónde podría encontrar al Sr. Hello?. Ja, ja, – ¿por favor dónde podría encontrar al Sol Hello?… Ja, ja, ja …

A estas vulgares risotadas de “Cerdo”,  reaccionó todo el mundo con otras mayores, acompañadas de puñetazos que devolvían la posada a su normal tono; así como las mesas recuperaban su vida, volviendo a saltar a consecuencia de los puñetazos, como sin de ranas locas se tratara. Los cuatro miramos a Hello, el cual enmudecido, quedó más inmóvil que el padre del viejo Feo muerto hacía treinta años a causa de una pelea a cuchillo por cuatro pintas más o menos.

-Quién lo iba a decir del viejo Hello, alternando con distinguidas señoritas. – Dijo Cerdo, a la vez que se acercaba a la dama y hacía una exagerada reverencia -.

¿Conoce usted a Hello, caballero? Se apresuró a responder el personajillo que venía acompañando a tan apuesta dama-.

Y a ti, ¿quién te ha dado vela en este entierro enano?, preguntó Cerdo, – mientras con una mano estropeaba su pulcra y bien planchada camisa, elevándolo hasta la altura de su gran cabeza -; movimiento aprovechado por “Selol” y “Sordo” para robarle la bolsa y un  precioso reloj, cuya larga cadena de oro, venía llamando peligrosamente la atención. El hombrecillo, asustado, agarró con sus manos aquel enorme puño de Cerdo que amenazaba destruirle.

Ja, jua, ja … ¿cómo una dama como vos, puede ir acompañada por semejante pulga? Os voy a librar de ella… La mujer se abalanzó en defensa de su acompañante.

¡Suéltalo miserable!

En este forcejeo cayó al suelo un abultado sobre. El hombrecillo en un alarde de destreza, aprovechó para soltarse de Cerdo y recoger el sobre qué se apresuró a ocultar. Selol y Sordo instintivamente comprendieron la importancia que debía de tener el sobre y poco le habría durado encima, de no ser por la rápida reacción de Hello quien casi sin moverse, lanzó su cuchillo de monte con una destreza y velocidad vertiginosa, clavándolo a los pies de Cerdo.

Ya basta, Cerdo. La señora me busca a mí, y ya me ha encontrado. Cerdo,  hubiera  querido  responder  al  reto de Hello, pero las palabras susurradas por el astuto Selol le hicieron comprender su  desventaja  numérica  y  ante un resultado incierto, decidió no responder al desafío.

Esto no acaba aquí Hello, te pesará el haber nacido.

Ya se disponía a marcharse, cuando la voz quebrada del Feo le pidió la cuenta que importaban sus pintas. No había terminado de hablar, el Feo, cuando Cerdo, cogiéndole por la muleta le lanzó por encima de la barra, lo que originó la inevitable pelea; rápidamente nos unimos a la dama y a su acompañante y con Oso y Zoom abriendo paso, logramos salir de la taberna, no sin  antes  haber  arrancado  alguna que otra muela. Una vez fuera nos dirigimos a la cabaña de Hello.

Allí empezó a desvelarse un misterio y a fraguarse otro que no lo resolvería una pequeña discusión de taberna.Así, que tú eres la pequeña Lucía, dijo Hello.  ¿Pero cómo has dado conmigo? ¿Y tus padres?.

Comprendo tus dudas, hello. Sin duda era la única que comprendía algo, los demás sencillamente escuchábamos intrigados, incluso Zoom prestaba atención, no digamos Príncipe que se colocó más de seis veces su pañuelo de cuello.

Si me permiten, yo podré explicar este lío. El hombrecillo se puso en pié lo que no le sirvió de mucho; y comenzó a contarnos una historia que prometía  ser muy interesante. Ante todo me presentaré. Soy Nílotnip de Onazilag y Beta, tío de la señorita Lucía, la cual quedó huérfana a causa de un desgraciado accidente en el que perecieron ahogados mi hermano y mi cuñada, los Condes de “Omos y Oderol”.

Por un momento temí que el impaciente Oso le sacudiera una llamada afectuosa y pusiera fin a tanto alarde nobiliario, pero el hombrecillo de largo nombre, centró enseguida la conversación en el motivo que les había traído en pos de Hello. Pues bien, todo esto -continuó Nílotnip- es bien conocido por caballero Hello. Zoom le miró extrañado no sabiendo el justo significado de la palabra caballero, mientras que Príncipe que seguía colocándose el pañuelo encendía por cual vez su apreciada pipa de colmillo de morsa.

Las posesiones que por herencia le correspondían a mi querida Lucía, las casas, los territorios, todo esto está a punto de perderse si antes de un año no logramos pagar los tres millones en monedas de oro, que mi desgraciado hermano apostó, contra los demás señores del condado, comprometiéndose a traer en ese plazo el codiciado “Ojo Aniram”.

¿El “Ojo Aniram”?, dice usted, cortó el Príncipe estrujando su, por fin, impecable pañuelo, a la vez que se le apagaba la pipa por quinta vez. Pero esto no es más que una leyenda, una leyenda sin fundamento- ¿No es así Raquet?.

– Siempre lo he creído Príncipe, pero no debes olvidar que todas ls leyendas nacen por un motivo, continúe Sr. Nílotnip. Efectivamente, Sr. Raquet, y le puedo asegurar que en esta ocasión el motivo existe, dijo mientras se golpeaba en el bolso, donde ocultó aquel misterioso sobre. Y ahora si no hayas interrupciones terminaré empezando por el principio.

El Sr. Hello, no me conoce, pues cuando él ese marchó del condado de Omos, era muy joven y yo aparecí por la mansión de mi hermano; hermano que fue para usted su padre, dijo señalando a Hello. Él le recogió cuando fue abandonado de corta edad, le cuidó y le educó con verdadero cariño y usted, como tal padre le tuvo. Efectivamente y por eso me embarga la tristeza del que pierde algo querido.

Pues bien, usted conocía su fama, gran persona, que siempre trató con afecto a sus criados, criados que con todas sus familias pasarán a manos de los temibles condes, si no podemos pagar en el plazo fijado. Tristemente a mi hermano le gustaban las apuestas.

No es al único – dijo Oso, auténtico tahúr y timador.

Pero por desgracia esta vez fue demasiado lejos, y para colmo de males una tormenta segó su vida junto con la de su adorada esposa cuando comenzaba el viaje.

Hemos tardado mucho en localizarle, no fue fácil seguir su pista, hace diez años que dejó los bosques de Oderol, y de no ser por sus pocas cartas y la buena suerte nunca lo habríamos logrado.

Sr. Hello, – dijo Nilótnip -, usted y sus amigos son la única esperanza, de la que fue su querida familia. Debe emprender el viaje, yo en nombre de mi hermano, se lo ruego.

Hello nunca te pediría esto si no fuera por la vida de muchas familias ajenas al vicio de mi padre por el juego.

Señorita dijo Oso sintiéndose tocado, el apostar es de hombres que saben lo que hacen y si su padre ha sido

capaz de criar al viejo Hello, no cabe duda de que ganará la apuesta.

Interprete en estas palabras de Oso, el sentir de todos los aquí presentes, dije y poniéndonos en pie nos unimos en un apretón de manos: Principe, Zoom, Oso y yo. Hello con un agradecimiento pintado en su grande y colorada nariz, dijo: estoy en deuda con vosotros y no dudaría en arriesgar la vida con tal de poder ayudarte Lucía, pero no puedo a arriesgar la de mis compañeros en una empresa, imposible, tratando de encontrar, una quimérica piedra de diamante como el puño de Zoom, la cual muchos han buscado y nadie ha vuelto para contarlo. Nilótnip, intervino diciendo:

-Sr. Hello, yo tengo aquí (señalando el sobre, oculto en su chaqueta), planos con nombres y lugares exactos, lo que no tuvieron nunca ninguno de los anteriores aventureros, planos que impulsaron a mi hermano a esta loca apuesta. Planos en definitiva que le llevarán a usted y a sus amigos al codiciado “Ojo Aniram”.

Hello world!

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